Lo que dije mientras mirabas a otro lado...
El universo es complejo y basto, tanto como las
palabras y las explicaciones que muchas veces no deseamos escuchar o nos hacen
daño con solo saber que están allí, esperándonos, deseando que las leamos,
algunas veces creemos firmemente en que el sentir nuestro es el propio y
verdadero, ofrecemos a nuestra alma consuelo a través del dolor auto infringido
y el desespero de un rechazo que aunque bien ofrecido equipara su dolor a mil
agujas en el corazón... sin saber que muchas veces el oponente a tu mirada
llora lagrimas de sangre tras una falsa modestia que intenta ofrecer la mano cálida
de la verdad y sinceridad. Y es precisamente porque te ama, jamás porque su intención
sea el dolor, el engaño o la mentira.
Entre las
ramas de un árbol, cientos son sus derivabas, somos como el viento en pleno
otoño que golpea fuertemente cada una de
sus hojas dejándoles bailar su ultimo vals, hoy desesperadamente intente atrapar
con una palabra la imaginaria sustancia que emana tu ser, y he fallado porque aunque
mi finalidad era palpablemente bondadosa el resultado fue un fatídico arranque
de desolación que acabo con la amable sonrisa que ofrecías y fue ocultada con
una pérfida mirada que calo mis huesos y destruyo tu ilusión, y la culpa es mía!,
solo mía y entre clamares sopesados de angustia y aburrimiento distingo las
palabras para expresar mi ser. Y me excuso, porque en mi mano no se encontrara jamás
la hiel de un veneno ponzoñoso, en mi no encontraras la bifurcada lengua de una
serpiente y las intenciones de un rufián pues solo ofrezco lo que puedo dar; y
aun a saber que no es suficiente lo hago porque deseo lo tierno y puro que
entregas sin dudar.
Recuerdas el océano de fantasía?, es más inmenso
que aquel en el que puedes surcar, tan ancho y profundo como peligroso y
mortal, abarrotado de redes, de puertos con entradas y salidas que abrazan un
aire helado entre distancias que no comunican lo que expresa la palabra o el
pensamiento, entre suspiros explicaba, entre destellos de mirada susurraba,
entre suaves caricias extendía mi razón a tu imaginación, a tu realidad que no
abrazo la misma intención con la cual fueron expuestas, odiaría ver que la
oscuridad de una profunda distancia aparca su fría calavera entre los dos, cerraría
mis ojos y dejaría ir mi ultimo aliento de fe si el temor me invade tras la partida de tu cálida existencia,
porque eso haces, calidez ofrecida lealmente a un espectro batallado y
exhausto, de manos temblorosas y voz melancólica que ofrece algo de luz con su
mirada perdida en el afán de un sueño.
Ahora el reloj rechaza las horas, encuaderna los sucesos
y abraza el inicio de un nuevo día sin antes recordar entre taciturnos lamentos
de metrónomo el fallido intento de mi ente semi viviente al disponer ráfagas de
palabras incomprendidas, divagantes entre dialectos que no fueron recibidas y
que la distancia confundió, el primer vistazo fue entendible y el segundo
agrego manchas de alcohol a la tinta en el papiro de tu alma que freno mi
escritura en su palma y estremeció mis intenciones. Lamento de una noche,
lamento de un segundo, lamento de un eterno atardecer interior que enreda sus
rojizas pieles entre los amantes que se quieren y no comprenden su labor.
Abrázame nuevamente, perdona mis intenciones que
no fueron entendidas, no me eches al fuego de tus simbiontes bien intencionados…
solo ofrezco lo que creo puedo sustentar día tras día sin dañar un corazón,
porque del mio ya queda tan poco que no puedo regalarlo… tic, toc, dijo el reloj
en mi pared, y te envía saludos enmarcados en una lagrima, cristalina y
sincera.
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